La guerra es una
clara causa de la enajenación, la cual la podemos definir como una pérdida de
la razón producida por un sentimiento de angustia, tristeza u otros similares,
la guerra es un acontecimiento que puede involucrar a dos o más regiones
contrincantes desorbitando y rompiendo claramente la esquematización y
organización de las mismas, el orden el cual era reconocido como lógico al
haber sido percibido y vivido por un largo y razonable tiempo es puesto en una
pausa indeterminada; nuestras vidas son puestas en esa pausa sin que siquiera
se nos haya preguntado si estábamos de acuerdo o no, y se nos es establecido e
impuesto un nuevo y “primordial” orden, al llegar a este punto claramente
podemos ser conscientes de la existencia de una pérdida de identidad; ya sea
propia o cultural, la primera la podemos
entender como el “conjunto de rasgos y características personales que nos
diferencian de los demás”, dentro del marco del conflicto bélico ya no son
relevantes los intereses y pensamientos personales ya que son vistos como un
nulo aporte como se diría, este claro desprecio y desacreditación nos lleva a
cuestionarnos ¿Si en mi propio mundo soy despreciado y mirado en menos como
lograre sentirme acogido en el?, la guerra nos arrebata nuestra rutina
dejándonos claramente desprovistos y de una manera límbica; nos arrebatan
nuestro rol, ¿Acaso una persona que llega a desconocer a su propia comunidad
puede llegar a reconocer su papel en ella?; la respuesta es claramente un no,
se nos da un nuevo rol; es la única opción que se nos da y es la de ser
simplemente piezas de un juego a las cuales se les intenta manejar de modo de
darle al país una victoria, no es una victoria personal, pasamos a ser
meramente objetos irracionales pues la voluntad propia será extinguida y todas
nuestras acciones completamente condicionadas. La identidad cultural la podemos
definir como “los rasgos y características de un grupo o comunidad con el cual
nos podemos sentir identificados” obviamente al perder a este grupo un
sentimiento de soledad nos invade pues ya no pertenecemos a ese algo en el cual
nos podíamos sentir acogidos y protegidos, nuestro hogar esta simplemente roto
pasando a ser la nada misma, ¿Acaso un ser humanos puede ser y existir sin el
sentido de pertenecer a algún grupo? por supuesto que no; somos seres sociales
por naturaleza y no estamos solamente definidos por ser nosotros; y con esto me
refiero a nuestras acciones, sentimientos y actitudes entre otros, sino que una
gran parte de esta definición proviene del lugar al cual pertenecemos.
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