El avance tecnológico y la razón humana van en constante evolución y este progreso permanente es capaz de ordenarlo todo y otorgarle sentido a la existencia. Este es el fin primero del hombre, el desarrollar su mente y el uso de la razón como instrumento para ampliar sus conocimientos y simplificarse la vida dotando al hombre de bienestar y satisfacción.
La capacidad de razonar es lo que nos diferencia
de los animales y nos establece como "entes pensantes". Podemos
definir como razón al medio a través del
cual el hombre puede identificar conceptos, cuestionarlos, hallar coherencia o
contradicción entre ellos y así inducir o deducir otros distintos. Por lo
tanto, la razón es el instrumento que nos hace libres de la oscuridad de la
ignorancia y es fundamental que el hombre desarrolle esta capacidad y la
perfeccione ya que la falta de conocimiento sobre nosotros mismos y sobre el
mundo que nos rodea nos vuelve seres dependientes y vulnerables ya que no somos
capaces de dimensionar lo que nos rodea, no tenemos control y nos encontramos a
la intemperie de aquello que es desconocido.
Desde la antigüedad el hombre uso la razón
para simplificarse la vida y obtener grandeza, el ejemplo más claro de esto es
la Revolución industrial iniciada en el Siglo XVIII con el descubrimiento de la
máquina textil por James Hargraves; este hecho provoco una secuencia de cambios
que modificaron el modo de vida de las personas. Con el desarrollo de la
industria manufacturera que llego a reemplazar a los antiguos métodos de
producción agrícola, se redujeron los tiempos y costos de producción provocando
una aceleración en la producción de bienes y un crecimiento económico que favorecieron
a la sociedad ofreciéndoles nuevos suministros que les daban más comodidades. Junto a estas nuevas comodidades surgía un
nuevo modo de vida que requería nuevas necesidades; esto significa un ciclo que
necesita un constante progreso y evolución. Finalmente se vuelve una necesidad
del hombre el progresar, y esta necesidad es beneficiosa además ya que lo
engrandece al obligarlo a perfeccionar su mente y usar la razón.
El ejemplo de Francia como país que en su
afán progresista convirtió el campo en grandes centros comerciales y urbanizo
su ciudad, fue imitado y tomado como
ejemplo por todos los demás países del mundo. Aunque esta necesidad surgió
primero en Grecia, mucho antes alrededor del Siglo V A.C con los antiguos
pensadores y filósofos que nos enseñaron la importancia del conocimiento.
El conocimiento es poder, y en este reside
la fuerza de una nación ya que el hombre al vivir en sociedad comparte a los
demás sus progresos y avances requiriendo además de su ayuda, ya que no somos
entes independientes, sino que fuimos puestos en una sociedad y rodeados por un
grupo humano del cual dependemos, ya sea este a nivel familiar, laboral o
nacional. Un grupo humano sabio es aquel que recibe todos los descubrimientos y
los proyectan para un bien mayor común; este conocimiento empodera a las
naciones ya que provoca el surgimiento de un avance hacia el progreso sin
límites; por lo mismo esta necesidad del hombre de progresar además favorece a
la comunidad y se vuelve también en una necesidad colectiva.
Es necesario fijar este saber sobre bases
éticas, morales, sociales y anímicas positivas; es decir que la motivación y el
fundamento de la búsqueda del saber sea el saber en sí mismo como meta y no
como medio para adquirir fortunas, a pesar de que el saber igual traiga como
consecuencia secundaria fortunas; el saber más genuino establecido y enseñado
en el Siglo V A.C por Sócrates fue aquel que se basaba en el reconocimiento de
la ignorancia como el instrumento necesario y vital que nos abría las puertas
del conocimiento. Es decir, que no sea la vanidad lo que motive la adquisición
de saber, sino una genuina intención de ampliar nuestros conocimientos.
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